Hasta ahora, una de las mejores maneras de alisar arrugas sin recurrir a la cirugía pasaba por sufrir los efectos secundarios de láseres que calientan y destruyen células para forzar su reparación: rojez, costras y dolor (nada insoportable) durante, al menos, una semana.
El Grupo de Dermatología Pedro Jaén trae la terapia biofotónica, una tecnología tradicionalmente usada para tratar infecciones en la sangre y que ahora se aplica a la piel sana para estimularla y que funcione como en su juventud.
Aprobada por la FDA (la autoridad sanitaria americana), consiste en proyectar una luz LED sobre un cromóforo —una sustancia como la clorofila, en este caso, una crema que induce cambios en la molécula en la que se encuentra—, que la transforma en energía fluorescente (inocua) y obliga a la piel a desencadenar sus mecanismos de regeneración.
Precio total, 1.000 €, y se requiere una sesión de 9 minutos a la semanadurante cuatro; puede repetirse a los seis meses.