La congregación de los carmelita teresianos demanda a la compañía francesa por violar la patente de su crema contra el envejecimiento
Dennis Wyrzykowski tiene clara su misión: acabar con la pobreza, el crimen y los prejuicios que azotan su comunidad en Boston. Entre las diferentes iniciativas, este antiguo monje de la orden Carmelita Teresianos creó un entramado de sociedades sin ánimo de lucro cuyos ingresos destina a ayudar a la educación de los marginados. “Dale un pez a un hombre y comerá un día. Enséñale a pescar y comerá siempre mientras sirve a su pueblo”, es su mantra.
Una de esas compañías son los laboratorios Carmel, que fundó cuatro años antes de que el Vaticano dejara de reconocer a la orden. Ahora acude a los tribunales para proteger la patente de una crema contra el envejecimiento que desde 2009 vende con fines benéficos y que fue desarrollada por la Escuela de Medicina de la Universidad de Massachusetts. El objetivo de la demanda es el grupo francés L’Oréal, al que acusa de haberle robado la tecnología.
La crema se llama Easeamine. El cosmético para usar durante la noche se vende a 138 dólares. Utiliza un agente biológico, la adenosina, para dar elasticidad a la piel de la cara y los ojos. El gigante de los cosméticos, de acuerdo con la demanda, no cuenta con la licencia para vender la gama de productos que usa esta tecnología. También señala que L’Oréal sabía de la existencia de esta patente. Pero pese a ello, siguió adelante con la comercialización de sus productos.
Wyrzykowski asegura que con esta crema busca que la mujer contemporánea sea capaz de crecer en belleza y fe, y de esta manera pretende crear una conexión entre las consumidoras de la crema al hacerlas partícipes de la comunidad. El dinero que recaudan apoya el trabajo de la congregación religiosa al asistir a los toxicómanos, presos y ayudar a la educación de jóvenes sin recursos. L’Oréal, denuncia, está diezmando el negocio y su labor benéfica.
“Están robando a los pobres”, dice, sin precisar la compensación que está buscando. La multinacional responde que la demanda no tiene méritos y pide a los tribunales que sea desestimada. Las dos partes en litigio llevaban dos años tratando de resolver la cuestión sobre la propiedad de la tecnología. La Universidad de Massachusetts decidió sumarse a la acción legal para proteger el acuerdo de licencia que tiene con los laboratorios Carmel, pero no va más allá.
No es la primera batalla legal que emprende este antiguo monje católico romano. Un año antes de constituirse en una fundación, esta pequeña comunidad religiosa se impuso en una demanda contra American Tower por la propiedad de unos terrenos donde iban a construir un monasterio dotado con sus propias turbinas eólicas para dar electricidad a familias de bajos ingresos. La congregación pasaba entonces por serias dificultades financieras.