Muchos se sentirán engañados tras engancharse a ver la séptima temporada de American Horror Story. No será por falta de sangre, violencia o sátira. La nueva historia salida de la mente de Ryan Murphy es igual de terrorífica e incluso más americana que otras. Pero si los avances y los comentarios en las redes apuntan a un ataque frontal a la última pesadilla estadounidense, como ve Hollywood al presidente Donald Trump, el productor y guionista echa un jarro de agua fría. “American Horror Story: Cult habla del culto a la personalidad, no de Trump”, aseguró su creador durante un preestreno de la serie celebrado en Los Ángeles. No quiere reventarle a nadie la serie, —que arrancó el pasado viernes en Fox— pero tampoco quiere levantar falsas expectativas. “El público se ha hecho la idea equivocada porque saben mi opinión política”, aclaró Murphy, que en el pasado recibió como invitado en su casa en dos ocasiones al anterior presidente de Estados Unidos, Barack Obama.
Sin embargo, la temporada arranca en la noche de las elecciones estadounidenses, con la victoria de Donald Trump. “Como te imaginas, hubo que cambiar muchas cosas a ese arranque”, comentó a EL PAÍS recordando la inesperada victoria del magnate. Centrada en Michigan, estado crucial en los pasados comicios, AHS: Cult muestra el amor por los Cheetos del protagonista (Evan Peters) que se tizna con ellos la cara de naranja recordando el apodo de “cara de Cheeto” con el que tantos se refieren al actual presidente. “Este año la política se ha convertido en el mejor pasatiempo de nuestro país”, añadió el autor.
La génesis de AHS: Cult data de años atrás, del deseo temporada tras temporada de hacer algo sobre la familia Manson. Pero nunca entraba una narrativa nueva, que le convenciera, a una historia contada mil veces. Eso hasta ahora, con Cult, donde Manson es uno de los ocho papeles que interpreta Evans, líderes de algún tipo de secta real como David Koresh, Jim Jones o incluso Andy Warhol, o de ficción como el papel de Kai Anderson. “Son verdaderos idiotas, pero por alguna razón conectan en un momento dado con el desencanto y se alimentan de las divisiones”, describió de una trama que pese a las dosis de horror que contiene, por primera vez en la historia de esta serie no echa mano de elementos sobrenaturales. Incluso en el aspecto estético es la temporada más realista, sin los colores saturados que caracterizan AHS y sin hacer uso del “gran guiñol” que suele montar Murphy cara a la galería. “Es mi temporada favorita”, reconoció quien hasta ahora se decantaba por AHS: Asylum.
Eso sí, no falta el humor satírico al que Murphy tiene acostumbrado a su público. “Es parte de la cultura popular en la que nos movemos. Y aunque ahonde un poco más y sea algo más incómoda que otras no podemos olvidarnos del humor”, insistió. Si, pese a sus aclaraciones, Trump se da por ofendido y le dedica uno de sus famosos tuits, ¿piensa responder al presidente? “Espero que tenga mejores cosas que hacer”, dijo con toda seriedad. “Pero no le responderé porque mi trabajo habla por si mismo”, añadió.