No es la temporada de Javier Mascherano, que ya tiene claro que en el Barcelonade Ernesto Valverde está un escalón por debajo de los centrales titulares: Piqué y Umtiti. Su participación en el once inicial durante esta temporada es del 44% y cuando sale de la partida no suele ser frente a rivales de primer nivel. “Mi idea es ser feliz, ya tomaré una decisión. En el Barcelona, es obvio que no juego con la continuidad de antes pero sigo compitiendo. Y cuando juego es porque me lo gano en los entrenamientos”, subraya el 14. Pero durante todo el mes que viene no aparecerá ni en las convocatorias, toda vez que el martes se lesionó con la selección de Argentina en la sonrojante derrota frente a Nigeria (2-4), encuentro en el que no jugó Messi. “Sufre una rotura en el bíceps femoral de la pierna derecha”, reza el comunicado médico azulgrana, después de haberle sometido esta mañana a diferentes pruebas; “el tiempo de baja aporximado es de cuatro semanas”.
Para Mascherano la selección de Argentina siempre fue su refugio porque actuaba de mediocentro -su posición predilecta que Guardiola entendió erronea cuando coincidieron en el Barça-, pero con Sampaoli en el banquillo ha perdido ese privilegio porque también le sitúa de central marcador en la zaga de tres, en la cueva. Aunque tampoco parece salirse demasiado con la suya. “Las distracciones se pagan, no es cuestión de si jugábamos con defensa de 3 o de 4, sino de falta de intensidad”, lamentó El Jefecito después del encuentro, al tiempo que acusó a sus compañeros de falta de concentración. Criticado por la prensa argentina aunque con la confianza de Sampaoli, Mascherano tiene claro su futuro inmediato: acabar el curso de azulgrana, jugar con Argentina hasta que acabe el Mundial 2018 y buscar equipo de una liga menor pero bien remunerada. Aunque durante este mes, no le queda otra que guardar reposo.