Hace dos años el belga Kevin de Bruyne tenía sobrepeso. El futbolista más caro de la historia del Manchester City (74 millones de euros) acababa los partidos en hiperventilación. Solo era capaz de jugar como atacante descolgado. Lastrado por los kilos demás, ahorraba energía desconectándose del juego periódicamente. Este domingo, De Bruyne, un extremo nato, jugó como interior, un puesto que ahora ocupa regularmente y que demanda un desgaste físico constante. Fue decisivo en el gol más hermoso de la victoria frente al Arsenal. El 1-0. Remate de una jugada que se prolongó durante más de un minuto de asociaciones, movimientos, despliegues y agrupaciones que incluyeron a los once integrantes del equipo. La sanción de una obra maestra de la planificación, culminada con un tiro cruzado que no pararon ni Koscielny ni Cech. El primer paso en la victoria del City sobre el Arsenal (3-1). Algo parecido a un hito que señala el inicio de la nueva era.

El 3-1 apenas revela la superioridad con que se impuso el equipo que dirige Pep Guardiola. El City lidera la Premier con estadísticas propias de los mejores campeones. Al cabo de 11 jornadas ha conquistado 31 puntos con 38 goles a favor y siete en contra. La diferencia de goles más grande desde que se disputa el torneo con este formato, en 1992.

MORATA EJECUTA AL UNITED CON UN CABEZAZO

Azpilicueta centró, Bakayoko arrastró a los centrales, y Morata se presentó solo en el área para cabecear a la escuadra.Cabía esperar más de los tres zagueros que puso Mourinho para proteger su portería. De Gea no pudo hacer más que la estatuaria. Fue el 1-0, fue en el minuto 55, y fue el gol decisivo en la victoria del Chelsea sobre el Manchester United en Stanford Bridge.

Lo mereció el equipo de Conte, más ordenado y atrevido, y menos violento que la contraparte norteña. Lo pagó Hazard, cosido a patadas por los reds,que se descolgaron nuevamente en la clasificación. El United comparte la segunda posición con el Tottenham, que se impuso con problemas (1-0) al Crystal Palace. Ambos perseguidores suman 23 puntos. El líder, el City, ha logrado 31.

En 2004 el Arsenal de Wenger levantó la Liga imprimiendo un estilo novedoso. Contracultural en las Islas Británicas. Combinación de la escuela holandesa con la vieja dialéctica francesa del champagne, aquellos futbolistas deslumbraron con orden, toque, largas elaboraciones y una dedicada fe en invadir el área contraria. Henry, Bergkamp y Vieira coronaron la gesta: sin perder un solo partido del campeonato. Los bautizaron Los Invencibles y anticiparon un cambio de tendencia en cuestión de gustos. Desde entonces, los aficionados ingleses se volvieron más exigentes. Este domingo en el Etihad, el City inició una suerte de relevo. Sus números mejoran a Los Invencibles.

3,4 tantos por partido

El equipo de Guardiola marca un promedio de 3,4 goles por partido, producto de 18 remates de media y 720 pases por jornada. El Arsenal de la temporada 2003-04 hizo un promedio de 1,9 goles, remató una media de 14 veces y dio 483 pases por partido. Las cifras son un indicio. La realidad va pareciéndose a las expectativas.

Entre 2012 y 2016 los clubes ingleses más relevantes y más ricos del siglo compitieron por contratar a Guardiola. El Chelsea, el United y el Manchester City buscaron al entrenador español con un propósito común. Los títulos —la clase de patrimonio que ya acumulaban en sus vitrinas— no era la prioridad que los animó. Los consejos de administración aspiraban a mucho más. Querían trascender. Construir eso que los héroes del márketing denominan “relato”. No hay mejor manera de monetizar un producto que envolverlo con el manto mítico de una buena leyenda y las leyendas más seductoras del fútbol se fabrican con goles, no con especulación.

La contratación de Guardiola pretendía redefinir el fútbol inglés. El City va encaminado.

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